sábado, 25 de outubro de 2008

Jorge Luis Borges


En ese instante gigantesco, he visto millones de actos deleitables o atroces;
ninguno me asombró como el hecho de que todos ocuparan el mismo punto,
sin superposición y sin transparencia.
Lo que vieron mis ojos fue simultáneo: [...]
Vi el populoso mar,
vi el alba y la tarde,
vi las muchedumbres de América,
vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide,
vi un laberinto roto [...],
vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mi como en un espejo,
vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó.
Jorge Luis Borges

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